El rendimiento de la cadena de suministro funciona, debido a la eficacia del proceso productivo. En él, ocupa un lugar importante la codificación, marcaje, etiquetado y trazabilidad de los productos. Para su realización, se necesitan codificadoras. Se trata de excelentes tecnologías, que pueden imprimir sobre distintos productos, además son cruciales en el etiquetado de botellas.
Si los productos embotellados no se marcan ni codifican adecuadamente, pueden ocurrir varios errores que lleven a su devolución o retirada del mercado, lo que afecta los ingresos y la imagen de los productores. Entre la información que debe codificarse, destacan el lote, número de serie, códigos (ya sean unidimensionales o bidimensionales), fecha de caducidad, entre otros.
Las consecuencias de codificaciones o lecturas erróneas implican pérdidas de dinero, tiempo y esfuerzo, por tal motivo es importante implementar una solución de marcaje y codificación específica, según el sustrato a marcar o sus necesidades específicas. Una selección adecuada garantiza altos niveles de control en las producciones y, a la vez, optimiza los sistemas de identificación de productos embotellados.
El marcaje es una de las herramientas más importantes en los procesos productivos de empresas que utilizan botellas de vidrio o de plástico, ya sean farmacéuticas, alimentarias, cosméticas, productos de limpieza, licores, entre otros. Esto se debe a que permite rastrear y reconocer las mercancías, para que todos los participantes de la cadena de suministro tengan acceso a ellas.
El etiquetado, codificación y marcaje impacta tanto en las ganancias y satisfacción de productores, distribuidores, comercializadores y consumidores finales. Pueden ser procesos simples o complejos, según el material trabajado, el diseño del código o logotipo, la sofisticación del equipo utilizado, entre otros. Actualmente, los avances tecnológicos permiten marcar sobre distintos materiales. Los más comunes en procesos de embotellado son el plástico y el vidrio.
En los procesos de embotellado, los entornos operativos son severos e implican varios requisitos, que van desde las líneas productivas hasta la condensación. Entre los sustratos más usados para embotellar, destaca el tereftalato de polietileno (PET). Para el etiquetado de botellas de plástico y garantizar procesos de calidad, se necesitan codificadores.
En este caso, el marcaje se realiza con los productos en movimiento, lo que garantiza impresiones de calidad a altas velocidades y en condiciones de alta humedad. Se utilizan sistemas de impresión sin contacto, que permite codificar sobre superficies curvas, como las latas y botellas. También se evitan daños sobre el envase, como perforaciones, que causan pérdidas de productos o los vuelven frágiles durante el transporte y almacenamiento.
Las condiciones son similares, no obstante el sustrato modifica un poco las necesidades de codificación. El etiquetado de botellas es cuestión de volumen. Es común que las plantas embotelladoras procesen hasta 100,000 botellas por hora, por tal motivo, el marcaje debe ser legible, veloz y fiable. No obstante, hacerlo sobre vidrio es más complicado que en el PET. Sus superficies son difíciles de imprimir, además deben usarse distintos tipos de textos y códigos según los requerimientos del embotellador y las características de las botellas.
También deben considerarse los requisitos específicos del sustrato: ¿el marcaje se realizará sobre superficies cóncavas, convexas o planas? El vidrio es frágil, pero conveniente para embotellar, ya que es asequible y reciclable. La tinta utilizada en procesos de alta velocidad tiene que ser de secado rápido, lo que es difícil de mantener en condiciones de alta humedad.
Otro problema en el marcaje de botellas retornables de vidrio es que los códigos impresos tienen que ser muy duraderos y resistir los rigores del transporte desde las plantas hasta los consumidores, aunque no deben ser permanentes, ya que debe reemplazarse el código para señalar una nueva fecha de caducidad.
Antes de comprar una codificadora para botellas de PET o vidrio, es necesario considerar criterios, que van más allá de las líneas que codifica o la resistencia de la tinta.
Ahora bien, son dos los tipos de codificadoras recomendadas para el marcaje de productos embotellados: láser e inyección de tinta continua.
Son conocidas como codificadoras Inkjet y destacan por su versatilidad para imprimir sobre distintas superficies de plástico o cristal. Son las más comercializadas y tienen capacidad de imprimir hasta seis líneas de todo tipo de información. Son legibles, además pueden usarse en entornos con alta humedad, temperaturas extremas o poluciones.
Integran tecnologías de punta que permiten codificaciones de forma rápida y con mínimas interrupciones, además requieren poco mantenimiento. Su diseño es sencillo e intuitivo, además integran pantallas a color con íconos personalizables para operaciones cómodas
Proporcionan información en tiempo real según la configuración elegida. Son más asequibles que los equipos láser y pueden generar códigos sencillos o complejos, logotipos, textos, entre otros. Incluso pueden pigmentarse las tintas para trabajar sobre botellas oscuras, como las de vino o cerveza.
Se trata de equipos limpios, que respetan la estética de los productos y garantizan la legibilidad y permanencia del marcaje, incluso en entorno de impresión con alta humedad. Utiliza un rayo láser muy fino que garantiza codificaciones precisas, claras y con nulos errores. Sus efectos son significativos y pueden eliminar la falsificación de productos.
Poseen un amplio campo de aplicación, además requiere poco mantenimiento y no necesita consumibles, lo que implica ahorros notables a largo plazo, aunque su costo inicial es alto. Su funcionamiento es sencillo e intuitivo, además el proceso es favorable para el medio ambiente, ya que no produce contaminación química dañina.
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